En el año 2018, en España, 1.383 personas solicitaron una congelación de óvulos. Para el 2019, esa cifra subió a 4.396, reporta la Sociedad Española de Fertilidad.
Congelar óvulos es un proceso que ha existido desde los años 80, pero recién en 2014, la Asociación Americana para la Medicina Reproductiva aceptó que sea usada de manera general. Dos años antes solo se lo permitían a pacientes que tenían que hacerse procesos químicos contra el cáncer (por ejemplo, las quimioterapias).
Ahora es un procedimiento más conocido y normalizado. De hecho, muchas celebridades han hecho pública su decisión de congelar sus óvulos hasta estar listas para tener hijos. Por ejemplo Kourtney Kardashian ha declarado hacerlo por seguridad. A medida que su edad avanza, sus oportunidades de concebir se reducen.
Esa parece ser la razón primaria de muchas personas. En un testimonio para National Geographic, una mujer identificada solo como Allison de Nueva York decidió congelar los óvulos que pudo a sus 36 años para dejar de sentir la presión de que “se le acababa el tiempo.”
Otras personas ni siquiera quieren tener hijos, pero lo hacen por si el deseo nace más delante en su vida.
Si tú quieres hacer este procedimiento en el futuro, también debes estar llena de dudas y preguntas. Quizás hasta escuchaste algunos rumores sobre lo que la congelación de óvulos le puede hacer a tu cuerpo.
Por eso, resolvemos los mitos más comunes con información experta para que conozcas lo que de verdad involucra congelar los óvulos.
Mito 1: Congelar los óvulos te asegura un bebé en un futuro
Lastimosamente, no. El endocrinólogo Joseph Hill, explica que la congelación de óvulos es un proceso largo, complejo y con muchos pasos en los cuales hay el riesgo de que algo salga mal.
Aunque la tecnología ha avanzado lo suficiente para mejorar la supervivencia del óvulo, se necesitan muchos óvulos hasta que pueda darse una concepción.
“Por cada nacimiento, necesitas congelar de 15 a 20 óvulos”, dice la doctora Amanda Adeleye, de la Universidad de Chicago.
Mito 2: No puedo congelar mis óvulos después de los 30
Falso. Aunque los estudios demuestran que la época más fértil de una persona de sexo femenino es desde su adolescencia hasta el final de sus 20s, no es verdad que solo puedes congelar óvulos a esa edad.
Claro, lo mejor es hacerlo lo más pronto posible, pero los estudios comprueban que puedes hacerlo hasta los 35 años. Realmente hasta los 35 años tienes 74% de probabilidades de que tus óvulos congelados resulten en un bebé. Pasada esa edad, las posibilidades se reducen poco a poco
Sin embargo, la respuesta a qué edad debería congelar mis óvulos realmente depende de tus planes, explica la endocrinóloga reproductiva Kristin Bendikson. Por ejemplo, si te gustaría tener más de un hijo, es mejor congelar tus óvulos antes de los 30.
Mito 3: La congelación afecta mi fertilidad en el futuro
De acuerdo a los médicos de la clínica Extend Fertility, la congelación de óvulos no reduce tu fertilidad natural.
El periodo que tienes cada mes es como recibir una suscripción de una cubeta de huevos. Todos los meses una cubeta de huevos (óvulos) llega a tu casa (ovarios), pero resulta que solo unos de esos huevos es apto para comer (el óvulo que va a salir a las trompas de falopio).
Lastimosamente el resto de huevos se deben desechar. Lo que hace la congelación es guardar algunos de esos huevos “inmaduros” que tu cuerpo igual iba a botar.
Entonces la congelación no te quita tus óvulos, si no que los rescata y les da una segunda oportunidad. Awww.
Mito 4: Todos los óvulos congelados se utilizan
Aunque congelar los óvulos es un proceso costoso (y que casi ninguna aseguradora cubre), los estudios dicen que solo el 40% de las personas que eligen hacerlo regresan por sus óvulos.
Menos del 10% de las personas que lo hacen por razones médicas hacen uso de sus óvulos congelados.
En muchos casos, estas personas consiguen un embarazo natural, muchas otras se dan cuenta que en realidad no quieren tener hijos.
Mito 5: Es un procedimiento peligroso
Aunque es un proceso largo, es de los procedimientos más seguros, explica el director médico Isidro Bruna. Los riesgos apenas llegan al 0,1%,
Claro que tiene efectos secundarios. Por ejemplo, el síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO) o un estiramiento de los músculos del abdomen y retención de líquidos. Sin embargo, este síndrome raramente aparece y si lo hace se va en un tiempo.
Otros factores como la edad, tabaquismo, y peso pueden dificultar el proceso o desarrollar trastornos psicológicos como ansiedad o depresión durante el proceso, explica Bruna.