Nunca pensé que algún día los robots sexuales para pedófilos iban a ser un tema que como humanidad deberíamos discutir. Pero aquí estamos. Es el año 2023 y la gente usa inteligencia artificial para crear porno sin consentimiento, ‘realidad virtual’ es una categoría dentro de Porn Hub y varios países debaten sobre el futuro de los robots sexuales.
El tema de los robots sexuales ha sido el centro de una agitada conversación por sí solo.
Algunos estudios como el del hospital universitario de King’s College, han rescatado los posibles beneficios de estas máquinas para gente solitaria, con enfermedades y sus posibles usos para enseñar consentimiento. Sin embargo, muchos académicos son escépticos a estas ideas.
El artículo Quédate con quien te trate como a su robot sexual, del medio GK, es una gran guía inicial sobre el mundo de los robots sexuales. Una lectura 100% recomendada.
En este artículo nos vamos a enfocar en un uso particular: los robots sexuales terapeúticos para pedófilos. Sí, existen compañías como Trottla en Japón, que fabrican muñecas robots de tamaño de niñas.
En una entrevista con Vice, Shin Takagi, creador de estas muñecas, asegura que el propósito de sus muñecas depende del consumidor. Podría ser usado como un juguete cualquiera o un juguete sexual. Por cierto, Takagi admite saber perfectamente que su público son hombres adultos.
Estas muñecas son extremadamente controversiales. En países como Canadá están prohibidas. Una persona que las compre puede ir a la cárcel. En otros países, como Australia, la importación de estos robots sexuales en tamaño de niñas aumenta cada vez más.
Pero algunos expertos piensan que hay un posible uso positivo: robots sexuales para pedófilos. Esa fue la idea presentada en una conferencia en el MIT llamada Sexual Deviance: Can Technology Protect Our Children? en 2016.
Veamos qué dicen los estudios y si realmente es una idea que puede proteger a los niños.
Los puntos a favor de robots sexuales para pedófilos
Para Ron Arkin, ingeniero de robótica del Instituto Tecnológico de Georgia, no solo deberían permitir que las personas tengan estos robots sexuales, sino que deberían entregarse como prescripciones médicas.
Para él, la realidad virtual y los robots pueden servir para desahogar y redireccionar los deseos sexuales a la máquinas y no a personas de verdad. Hablamos de pedófilos, o gente que fantasea con violaciones o actos demasiado brutales. Gente que normalmente no recibe ningún tipo de ayuda de los sistemas médicos.
En un estudio de 2018, también se propuso este uso bajo el monitoreo de un psiquiatra.
Otro uso positivo que se le puede dar a estos robots es para averiguar si alguien realmente es un pedófilo, explica el psicólogo Patrice Renaud, quien está encargado de hacer estas pruebas en Montreal, Canadá.
Antes, las pruebas requerían medir las reacciones del cuerpo de los acusados a un estímulo visual (fotos reales de pornografía infantil que obtenía la policía en sus redadas). Sin embargo, esta práctica fue eliminada en el país. Renaud tuvo que recurrir a estímulos auditivos o descripciones de diferentes actos sexuales.
Para Renaud, este estímulo no es suficiente para obtener una respuesta verdadera. Él cree que usando pornografía infantil generada por computadores o realidad virtual podrían crear una “presencia sexual” suficientemente fuerte para identificar la preferencia sexual de estas personas.
Además, se podría usar robots sexuales terapeúticos que reaccionan de mala manera para que los pedófilos se den cuenta del daño que están infringiendo en los niños. Así se podría prevenir que intenten un encuentro con un niño. O si ya lo hicieron, que no lo hagan otra vez.
Los puntos en contra de los robots sexuales terapeúticos
Ahora ahondemos en por qué los expertos no están tan convencidos de que estos robots sexuales puedan ser beneficiosos.
El Instituto de Criminología de Australia, explica que el miedo más grande es que los robots hagan que los pedófilos escalen su comportamiento. Es decir, en vez de “saciar” sus necesidades, esto los motive a buscar encuentros reales con niños.
Un estudio de 2018 que midió 136 casos de abusadores sexuales infantiles en Australia, se dio cuenta que los pedófilos buscan contenido más extremo y explícito si pasaban de ver fotos a ver videos.
Otro estudio del 2014, también encontró que entre más interacción online tenían los pedófilos, necesitaban material más extremo para alcanzar satisfacción.
Además, los estudios indican que los pedófilos que no han tenido contacto real con niños tienen a verlos más como un objeto sexual comparado con los pedófilos que sí han tenido contacto con niños.
Esto puede ser, de acuerdo a las investigaciones, porque las personas que solo consumen material viven en una fantasía y realmente no saben cómo es interactuar con un niño en esas circunstancias.
Por eso, también existe el miedo de que si se entregan robots sexuales para pedófilos, se alimenta esta fantasía y falta de empatía con los niños. Especialmente porque un robot sexual no emite ninguna respuesta y si lo hace, suele ser positiva.
Basados en este tipo de estudio, países como Estados Unidos prohibieron totalmente el uso de robots en forma de niños y lo catalogaron como pornografía infantil.
¿Por qué es necesario explorar este tema?
Nadie sabe si entregar robots sexuales para pedófilos, tendrá resultados positivos o negativos. Todo se basa en pura especulación y miedo a tocar el tema.
Kate Darling, investigadora de robótica en el MIT, explica que no hay financiamiento para este tipo de investigaciones. Tampoco existen pedófilos voluntarios a ser parte de los experimentos y el tema es demasiado crudo y repulsivo para analizar objetivamente.
Sin embargo, para Darling, es hora de poner la ciencia antes que el miedo. Para ella es esencial descubrir si los robots sexuales son una solución o aumentan el riesgo de los niños.
O como dijo el ingeniero Ron Arkin en la conferencia: “el costo de no explorar este tema, es intolerablemente alto.”