Osé es un juguete sexual muy especial. Este aparato combina las funciones de un dildo, un vibrador y succionador de clítoris en un solo aparato.
Tiene una masajeador de punto G y un estimulador de clítoris diseñados para simular el tacto humano de un dedo y la sensación de una lengua.
Fue tan revolucionario que en el 2019 ganó el premio a la innovación en la categoría de Robótica y Drones en el CES, el evento anual que premia las mayores innovaciones científicas. Y hubo todo un escándalo de por medio.
Ven a conocerlo un poco más de cerca.
¿Qué es Osé?
Osé, como lo describe su creadora Lora Dicarlo, es un juguete sexual que masajea al mismo tiempo el punto G y estimula el clítoris con una boquilla vibradora.
Su objetivo es acompañar a sus usuarias en su búsqueda del orgasmo combinado. Es decir, un orgasmo de clítoris y un orgasmo vaginal. Además, Dicarlo asegura que no necesita que uses tus manos y tiene 10 niveles de intensidad.
Este juguete se desarrolló con un equipo de ingenieros de la Universidad Estatal de Oregon. Su alta tecnología ganó el premio a la innovación en la exhibición de tecnología más importante del mundo, CES, en 2019. En este link puedes conocer la historia completa de este logro.
Después hubo toda una controversia, ya que la organización le quitó el premio por ser un producto “inmoral, obsceno, indecente y profano”. Palabras de una feria que solo un par de años atrás cedió una sala entera a la compañía Naughty America para exhibir porno en realidad virtual.
¡No te preocupes! Se hizo justicia y Osé recuperó su premio.
Osé está elaborado con silicona médica. Tiene batería recargable, es flexible, a prueba de agua y nada barato: lo consigues por 290 dólares americanos.
¿Por qué debería importarte este reconocimiento?
No es secreto que la sexualidad en general, pero especialmente la femenina, es un tabú.
Solo desde el 2006 el orgasmo femenino se habla de una manera tan pública cuando en Brasil, el concejal José Arimateia Dantas notó en un estudio de la Universidad Federal de Piauí que el 28% no eran capaces de llegar al orgasmo. Arimateia Dantas lo catalogó como un problema de salud pública ya que para él, este tipo de frustraciones sexuales podían terminar en violencia.
De ahí nació el Día del Orgasmo Femenino que se celebra el 8 de agosto. Literalmente desde hace menos de 20 años.
Pero ¿es tan grave la situación? Pues sí.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Indiana, 58,58% de las mujeres admitieron haber fingido por lo menos un orgasmo en su vida y el 57,1% lo hizo porque quería que su pareja se sintiera exitosa. Dejando de lado su satisfacción sexual, como ha pasado con el placer femenino desde siempre.
En su libro, La Fabulosa Historia del Clítoris, Jean-Claude Piquard cuenta que el clítoris, el único órgano que existe exclusivamente para dar placer, fue relegado en el siglo 19 como un órgano inúti que provoca “histeria” y “otras enfermedades”.
Incluso el famoso psicoanalista Sigmund Freud llegó a declarar en su obra Tres Ensayos Sobre a Teoría de la Sexualidad (1905) que el centro del placer femenino de una mujer “sana” era por la penetración de la vagina. De hecho, inventó el mito de que si una mujer no transfería el placer del clítoris a la vagina, quedaría eternamente frígida.
Esta mentira llegó tan lejos que la bisnieta de Napoleón, María Bonaparte, se sometió a tres cirugías para quitarse el clítoris y poder tener un orgasmo “correcto”.
¿Con qué propósito diría Freud algo así? Pues el miedo más grande era que las mujeres se volvieran “adictas al placer”. Y por lo tanto, se negaran a tener relaciones sexuales con los hombres, explica la BBC.
Es decir, veían a la satisfacción sexual de una mujer como una amenaza ¿Te suena conocido?
Sí: por siglos, el placer feminino fue escondido, malinterpretado y definido como dañino. La sexóloga Sofía Herrera responsabiliza a la cultura, especialmente latinoamericana, por enseñar a las niñas que sus órganos sexuales son sucios y que no deben explorarse.
Es por eso que poner hoy a la tecnología al servicio del placer femenino es revolucionario.
Nunca antes hubo tantas opciones de juguetes sexuales, terapias y sobre todo espacios de conversación para disfrutar y liberarse de la idea de que el sexo en las mujeres solo sirve para la reproducción.
Como vemos en la historia de Osé: aún hay personas que se oponen a que la sexualidad sea un tema del que se hable con normalidad y que se tome todas las áreas de creación humana.
Este juguete nos enseña, además, que un orgasmo, o dos a la vez, pueden hacer historia.