En la carta de cualquier bar vas a encontrar la opción de tomarte un Daiquiri. Este es uno de los cócteles con ron más populares y está hecho con jugo de limón y azúcar. Un clásico bastante conocido. Sin embargo, existe otro cóctel extremadamente parecido que fue incluso más popular que el Daiquiri: el cóctel Bacardí

Si el nombre te suena es porque seguramente has tomado una botella de ron Bacardí. El del sellito rojo

Y sí, estos dos tienen mucho que ver. Aunque ahora ya no lo escuches mucho en bares o restaurantes, su origen es muy particular. Esta historia involucra a Cuba, Estados Unidos, y una demanda que cambió la relación entre las marcas de alcohol y los cócteles

Te contamos la historia del cóctel Bacardí.

Cuba y la Prohibición

Aunque no lo creas, antes de que muchos cubanos viajen a Estados Unidos, eran los americanos los que invadían los aeropuertos de La Habana.

De acuerdo a los estudios, en 1914, 6 millones de personas firmaron la petición para eliminar las bebidas alcohólicas en Estados Unidos. Después de seis años lo lograron. El país entró en la era de la Prohibición que duró aproximadamente quince años. 

Durante esta época ocurrieron varias cosas. Primero los bares cerraron y los bartenders que eran perseguidos tuvieron que huir del país. Segundo, el país comenzó a contrabandear alcohol, especialmente de Cuba. Tercero, Cuba se convirtió en el destino paradisiaco, donde no había límite de alcohol para ningún visitante. 

Aquí comienza la historia, pues en Cuba, el ron blanco de la compañía Ron Bacardí, se convirtió en el favorito de muchos. Por eso lo llevaban a escondidas a Estados Unidos para seguir preparando Daiquiris, un cóctel que ya existía desde 1909, explica la revista Liquor.

Sin embargo, muchas personas comenzaron a añadir granadina al Daiquiri hecho con Bacardí. Así que comenzaron a diferenciarse poco a poco. Sin granadina, Daiquiri, con granadina: Cóctel Bacardi. Así lo describió el libro de recetas de cócteles “Drinks” en 1914. 

Volvamos a la época de la Prohibición. Mucha gente en Cuba amaba tanto el Bacardí que cuando las restricciones se levantaron, el cóctel Bardí llegó a ser el favorito en todos los bares

Los más felices obviamente eran los dueños de Bacardí, pues nunca antes un cóctel había llevado el nombre de una marca en su título.

ron bacardí

Cóctel Bacardi: la demanda

Por mucho tiempo la Compañía Ron Bacardí disfrutó el éxito de este cóctel. Sin embargo, algo no andaba bien pues las ganancias no se alineaban con la popularidad del cóctel, explica Liquor.

Fue ahí que se dieron cuenta que muchos bares no usaban Bacardí para preparar el cóctel Bacardí. Eso significaba varios problemas: principalmente la pérdida de dinero y también que la marca se podía asociar con licores más baratos.

Por eso, en 1936, de acuerdo a los estudios, los abogados de Bacardi lanzaron un plan. Fueron a beber en un hotel  y un restaurante muy conocidos de Manhattan, Nueva York. La prueba era solo pedir cócteles Bacardí y registrar los resultados. 

Las declaraciones de los “agentes encubiertos” se convirtieron en la historia más triste del mundo. Pues sus experiencias detallaron lo horrible que era un cóctel Bacardí sin Bacardí (obviamente). Uno de ellos incluso dijo que “se le arrugaba la boca”.

Con esta evidencia, el juez John L. Walsh de Nueva York tuvo que darle la razón a la compañía de ron. Desde ese momento, siempre que alguien ordene un cóctel Bacardi, la mezcla debe estar hecha única y exclusivamente con ron Bacardí.

ron bacardí

Esto marcó un precedente. Desde entonces, varias compañías han intentado la misma estrategia, algunas incluso lo han logrado, pero con una diferencia. Marcas de alcohol como el ron Pusser’s o el ron Gosling’s, tienen los derechos de dos cócteles: el Painkiller, y el Dark N Stormy.

Sin embargo, esos son cócteles creados por las marcas. Bacardí se adueñó de un cóctel que ya existía.

Llegamos al final de nuestra historia. La moraleja es que no hay mejor publicidad que crear un contenido que todo el mundo ame, y que simplemente sea auspiciado por tu marca. 

Y la segunda moraleja es que, si no te gusta el sabor de Bacardí y no quieres problemas legales, simplemente pide un Daiquiri.

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