Selena Gómez, Chyno Miranda, Britney Spears, Camila Cabello o Kendall Jenner son ejemplos de cuando los famosos cierran sus redes sociales. Por lo general se trata de un cierre temporal motivado por las constantes críticas hacia cualquier aspecto de su vida o la búsqueda de un poco de privacidad y desconexión.

Las redes son una herramienta para que las celebridades, que son famosos gracias a sus seguidores, se acerquen a su público.  O son utilizadas como modelo de negocio, para quienes venden o promocionan productos y servicios por estos medios. Pero también se prestan para generar comentarios negativos, que en muchas ocasiones no serían dichos en persona.

Cuando la fama interfiere con la salud mental

Estar en el ojo de todo el mundo, que vean cada paso que das, a dónde vas y con quién es normalmente considerado «el precio de la fama». Que todo el mundo esté hablando de ti y de tu vida, cuestionando tus decisiones y generando juicios también se ha convertido en el día a día de las celebridades. Pero con las redes sociales, la gente tiene más agallas para decir esas cosas que en persona nunca le dirían a alguien. Y no se trata necesariamente de comentarios positivos o declaraciones de amor.

Famosos cierran sus redes sociales

Comentarios negativos que reciben a diario las celebridades en sus redes sociales.

Las redes han generado una disminución de la empatía. Lo confirma un estudio de la Universidad de Zaragoza que explica que «el uso adictivo de las redes sociales se ha demostrado que afecta a determinadas cuestiones vinculadas a las habilidades interpersonales y de comunicación y, por ende, a su empatía y su capacidad para detectar las emociones de los demás».

Es decir, cuando nos acostumbramos a interactuar a través de pantallas perdemos la noción de pensar en los sentimientos del resto al hacer comentarios ofensivos, porque al final no nos están viendo, y la delgada línea entre la realidad y la virtualidad se empieza a difuminar. Perdemos también la vergüenza cuando, por ejemplo, le declaramos amor eterno a nuestro artista favorito o le escribimos a gente que no conocemos.

Este comportamiento unilateral minimiza las emociones de quienes están al otro lado de la pantalla. Y ellos, afectados por los constantes comentarios de odio sobre su vida, sus hijos, sus decisiones prefieren cerrar o limitar el acceso que sus fanáticos tienen a estos aspectos su vida.


Hay celebridades como el actor estadounidense Steve Carrel o la actriz Emma Stone e incluso el cantante colombiano J Balvin que prefieren mantener su vida privada para ellos y no tener perfiles en ninguna red social para evitar estar sometidos a la opinión sin filtros del internet.

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Y otros, que sí quieren participar de la dinámica de las redes pero no buscan que cada uno de sus movimientos se convierta en un titular amarillista en los medios, por lo que se crean perfiles ocultos conocidos como finstagram (fake – instagram). Se trata de cuentas privadas con otros nombres que no tengan nada que ver con ellos, para que no sean fácilmente identificables. Ahí tienen sólo a su red de amigos y seguidores confiables y publican las cosas que son menos producidas y que podrían generar polémica. Hay celebridades como Kim Kardashian que han admitido públicamente tener estos perfiles (aunque no revelaron su nombre de usuario).

Otra medida que toman las figuras públicas que están recibiendo mucho hate es desactivar los comentarios de sus publicaciones, para ponerle un pare a los mensajes de odio. O también hacer su cuenta privada y bloquear a quienes emiten estos comentarios, como lo hizo Justin Bieber en 2016. Misma decisión que tomó esta semana su esposa Hailey Bieber después de una reciente polémica entre ella, Selena Gomez y Kylie Jenner que ha volcado al internet en contra de Bieber y Jenner.

 

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Estas decisiones muchas veces se toman en busca de preservar la salud mental. Un artículo médico de la psicóloga peruana Miluska Maza Rivera explica que «el uso desmedido de las redes sociales ha sido asociado con un incremento en la aparición de trastornos de sueño, ansiedad, depresión y problemas de autoestima«.  

¿Las celebridades se deben a sus fans?

En un artículo publicado Psychology Today el Ph.D Charles Figley, sobre ‘el otro lado de la fama’ explica que «ser una celebridad significa estar expuesto a más ataques al ego de lo usual». Es decir que es casi una carga que viene implícitamente con el trabajo, pero eso no quiere decir necesariamente que esté bien.

Figley también apunta que al ser un personaje público se es más vulnerable a las evaluaciones personales del resto del mundo. Tener roles públicos, sea en el mundo del entretenimiento, la política o cualquier posición que nos exponga a un público masivo, trae consigo consecuencias como estas, que son asumirlas como parte del trabajo.  Por eso se pueden buscar alternativas como lo han hecho las celebridades, para resguardar su privacidad, porque a pesar de los pedidos de respeto que han hecho a su público, no todos saben como ser fans empáticos y respetuosos.

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