La Organización Mundial de la Salud (OMS), cataloga la depresión como un trastorno mental que afecta aproximadamente a 280 millones de personas de todo el mundo —si fuese un país, sería el tercero más poblado del mundo. Sin embargo, existen muchos mitos sobre la depresión que han causado que el tema sea tratado, en ocasiones, como un tabú.

Aquí, los desmentimos.

La depresión es un problema de salud pública. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPM), la depresión predispone al ataque cardíaco y la diabetes. Es una de las principales causas del siucidio. Aunque el psicólogo y terapeuta familiar, Eduardo Granja hace énfasis en que «no es la única causa” del suicidio. «Ni toda la gente con depresión se suicida ni todos los que se suicidan tienen depresión. Pero es un factor bastante importante» explica el psicólogo. También afectan otros aspectos de la salud mental como las adicciones, o los trastornos compulsivos.

Según cifras de la OMS cada año se suicidan más de 700 mil personas. Es la cuarta causa de en personas de 15 a 29 años.

Por eso, tratarla a tiempo puede marcar una  diferencia importante. La OMS dice que puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando la depresión es recurrente y de intensidad moderada a grave. Es fundamental buscar ayuda profesional y trabajar en construir una red de apoyo.

Mucha gente no habla del tema por miedo al rechazo, también por desconocimiento y por la cantidad de mitos que hay alrededor de este problema de salud mental. Aquí te contamos algunos de los más comunes y te explicamos por qué no son ciertos.

Mitos sobre la depresión

La UNICEF dice que uno de los mitos que rodean a los problemas de salud mental en general es pensar que no es un problema que afecte a los adolescentes. Sino que sus cambios de humor —síntomas de enfermedades como depresión, ansiedad, entre otras— se deben a las fluctuaciones hormonales y actúan así para llamar la atención. 

Es falso. Padecer depresión no es una decisión, es una condición médica que debe ser tomada en serio y tratada profesionalmente. La depresión es causada por una combinación de factores biológicos, ambientales y psicológicos. Entre ellos un déficit funcional de los neurotransmisores noradrenalina (NA) y la serotonina (5-HT), explica la revista especializada Biomédica

Ese mito se desmiente aún más cuando contrastamos esta información con la cifra de suicidios de la que ya hablamos arriba. Es decir, la depresión es un problema de salud mental real con consecuencias que pueden ser fatales, no es un capricho.

Frente a esto, el psicólogo Granja también dice que otra falsa creencia sobre la depresión es pensar que es un tema de voluntad o de «poner de parte».  Explica que el peligro en esa mentalidad es que, en lugar de buscar ayuda, las personas se «censuran» para evitar comentarios invalidantes, dejan de hablar del problema y lo enfrentan internamente, solos, sin ayuda ni acompañamiento.

Otro mito que hay que tratar con guantes es decir que la depresión es hereditaria, porque, explica el terapeuta, si crecemos en un entorno rodeados de gente que es depresiva, es más probable que nos apeguemos a esta tendencia. Pero «se vuelve difícil decir cuánto [de lo que causa la enfermedad] es genético y cuánto es ambiental». Es decir, no necesariamente nacemos genéticamente configurados como personas depresivas, pero si vivimos en una familia que valora más la melancolía, o nos ponen más atención cuando estamos tristes que cuando estamos felices, podemos desarrollar tendencias depresivas, para encajar, para ser valorados, explica Granja.

También se dice que es sinónimo de tristeza, y no es necesariamente así. La tristeza prolongada y sin causa aparente es una manifestación del trastorno depresivo, pero no es lo mismo. Estar triste tiene una causa, es la respuesta a una situación específica, pero cuando tienes depresión solo sientes una tristeza profunda, pero no puede que no tenga un motivo que la explique. En esos casos, se recomienda buscar ayuda de un profesional.

Por último, Eduardo Granja resalta que algo muy importante es evitar pensar que la salud mental es un tema sobre el cual podemos tener respuestas preestablecidas. «Cada caso en salud mental es particular. Entonces, yo no puedo generalizar que todas las personas depresivas tienen lo mismo», dice Granja.

Cuando recibes un diagnóstico de depresión hay varias formas de tratarla. El primer paso es buscar ayuda profesional, ir a terapia para conversarlo. También hay algunos ejercicios de introspección que se pueden trabajar. Pero esto dependerá de la opinión de un profesional en salud mental. Otras técnicas, citadas por la OMS son: la activación conductual, la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal. También se recomienda conversarlo con tu círculo cercano de amigos y familiares, exteriorizar lo que sientes y aceptar que no estás emocionalmente bien

En otros casos, no siempre, también se receta medicación, para contrarrestar algunos síntomas. Pero el momento que escuchamos «medicación» o «pastillas» nos alarmamos, por muchas cosas que se escuchan, pero que tal vez no sabemos a ciencia cierta.

Qué son los antidepresivos

De acuerdo con la revista médica, NIH MedlinePlus, de los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos, los antidepresivos ayudan a equilibrar las sustancias químicas del cerebro. Deben ser recetados únicamente por un profesional de la salud.

Hay varios tipos de fármacos utilizados para pacientes con depresión, entre ellos:

    • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): Son los antidepresivos más recetados. Estos aumentan los niveles de serotonina en el cerebro. La serotonina es un neurotransmisor conocido como la hormona de la felicidad.
    • Los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN): Estos funcionan como los ISRS, con la diferencia de que afectan tanto a la serotonina como al neurotransmisor norepinefrina. Este último es una hormona del estrés que ayuda al cuerpo a estar más alerta y sensible y bajos niveles de norepinefrina se han relacionado con la depresión, según el portal de medicina Ovia Health
    • Inhibidores de la recaptación de norepinefrina-dopamina (IRND): Son menos prescritos que los ISRS y los IRSN. Aumentan la cantidad de norepinefrina y dopamina en el cerebro. La dopamina es un neurotransmisor que ayuda con cosas como la memoria, la atención, la función cognitiva, el estado de ánimo, el deseo, el placer y el sueño.
    • Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO): Evita que el cuerpo descomponga sustancias como la dopamina, la norepinefrina y la serotonina en el cerebro. 

Mitos sobre los antidepresivos

Uno de los mayores miedos alrededor de los antidepresivos son sus posibles efectos secundarios. Hay que tener muy presente que toda medicación, para cualquier cosa, puede tener efectos secundarios. «Hasta la vitamina C», aclara Granja. 

Entonces hablemos de los posibles efectos secundarios que podría causar tomar antidepresivos:

  • Aumento de apetito
  • Exceso de sueño
  • Dolor de cabeza
  • Cambios en el tránsito intestinal

Además, como con casi cualquier otro medicamento, no puedes tomar alcohol ni consumir ningún tipo de sustancia, porque el antidepresivo ya es un psicofármaco que afecta a tus neurotransmisores, entonces mezclarlo con otras sustancias puede confundir a tu cerebro.

Tampoco los puedes cortar de golpe. Recuerda que se trata de un tratamiento.«No son tic tac», recalca Granja, para explicar que no se pueden tomar un día sí un día no. Es un tratamiento con el que hay que ser responsables. Si no, puede ser contraproducente.

Pero lo que no hacen es:

  • Volverte dependiente: Si bien los antidepresivos te harán sentir mejor, es necesario acompañar la medicación con terapia para que esa mejora sea prolongada y no sólo producto de los fármacos. Si el tratamiento no está acompañado por esa guía profesional que aborde las causas de tu depresión, es normal que al dejar de tomar antidepresivos vuelvas a sentirte mal.
  • Hacerte recaer: Sí puedes volver a tener depresión, pero no es necesariamente la misma depresión, no es que volvió. Puede ser que otros factores y situaciones de tu vida te generen un nuevo cuadro depresivo.
  • No te casas solo con uno: Un tipo de fármaco te puede llegar a sentar mal, presentando los efectos secundarios ya mencionados. En este caso, puedes hablar con el profesional que guía tu tratamiento para que te cambie la medicación por una mejor alternativa. Para esto existe un espectro de antidepresivos y es muy importante mantener comunicación con tu psiquiatra y decirle cómo te sientes, así determinar cuál es la mejor opción para ti.
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