¿Soy mal borracho? Todos nos hemos hecho esta pregunta.
Si tus amigos están resentidos después de cuidarte toda la noche anterior, debe haber una explicación.
Tal vez es porque los obligaste a darse de puñetes con desconocidos. O porque en vez de perrear hasta el suelo, se pasaron sujetando tu pelo en el baño.
Quizá entraste en tu versión más existencial y no hubo canción de Bad Bunny que levantara esos ánimos después de tus preguntas filosóficas sobre la vida.
¿Cuál de todas estas fue? Averigüémoslo.
El borracho agresivo
Como todos sabemos, el alcohol es un desinhibidor. Es decir, unos shots pueden quitarte el miedo de hacer algo que normalmente no harías: bailar en el medio, hablarle al chico que te gusta. En los peores casos: golpear a alguien.
Si te ha pasado que amaneces al siguiente día con historias sobre cómo le jalaste el pelo a alguien el baño, te diste de golpes afuera de la discoteca o te tuvieron que sacar por andar buscando peleas y le arruinaste la fiesta a todos, eres el primer mal borracho.
De acuerdo al portal de información británica sobre alcohol Drinkaware, la razón por las que estos borrachos actúan así es que cuando ingieres alcohol tu atención disminuye por lo que es mucho más difícil interpretar las situaciones a tu alrededor racionalmente.
Por eso tantas peleas empiezan por acciones tan absurdas como un pequeño choque en un pasillo lleno de gente. Además, también se te dificulta medir las consecuencias de tus acciones inmediatas.
Sin embargo, si eres una persona que incluso sobria es agresiva, el alcohol te hace perder el control de tus límites y excederte en tus agresiones.
En Inglaterra, 525 mil incidentes de violencia doméstica estaban influenciadas por el alcohol.
El ¿cómo chuch4$ estás ebrio?
Este tipo de mal borracho es conocido por no recordar la noche. Incluso, antes de que la noche empiece.
Si eres de esas personas que se emborrachan muy rápido, hay muchos factores que pueden hacer que ocurra.
La organización contra el alcoholismo Own Your Limits, explica que hay factores incontrolables que hacen que un trago te afecte más que a los demás como tu edad, tu sexo o incluso la genética.
Sin embargo, hay dos cosas que están totalmente bajo tu control y están dañando la fiesta para todos:
Tomas muy rápido: Si te preguntabas si es verdad que entre más despacio tomes, menos borracho estarás, es verdad. Tu cuerpo solo puede procesar una bebida alcohólica por hora, así que tomar tragos sin descansos tu cuerpo no va a poder asimilar todo el alcohol en la sangre que tiene. Solo le queda hacerte sentir borracho.
Recuerda que si superas los 0.31% de alcohol en tu cuerpo entras en una zona peligrosa. Puede darte un coma etílico.
Mezclas lo que no debes: Combinar tu trago con medicamentos o cafeína puede darte la falsa sensación de que no estás tan borracho.
Como resultado tomas más de la cuenta. Antes de que puedas hacer algo al respecto, no serás más que un cuerpo en el sofá y posiblemente la razón por la que todo el mundo tuvo que dejar de bailar para cuidarte.
No les hagas eso a tus amigos y bájale un poco a la cantidad de tragos por hora.
El borracho triste
Todos necesitamos un trago de vez en cuando. A veces por un mal día, para quitarnos el estrés de una semana de exámenes o solo para salir de la rutina.
Pero si te pasas de copas puedes pasar de “que viva la vida” a “vivo ¿pero a qué costo?” muy rápido. Así de simple mataste el mood de todos.
La razón, de acuerdo al portal médico Healthline, es que el alcohol es un depresivo. Sí, al comienzo un vaso de cerveza puede hacer que tu cerebro libere dopamina. Esa hormona que te hace sentir positivo y alegre.
Sin embargo, el alcohol también interrumpe a los neurotransmisores que se encargan de regular tus emociones. Por eso, si tu mente vuelve a pensar en lo que te preocupa o te causa estrés, el alcohol no va a permitir que tu cerebro busque soluciones o esperanzas, explica Healthline.
Y si un par de copas son suficientes para desinhibirse y saques los pasos prohibidos, también puede hacer que saque tus más oscuros pensamientos.
Por eso es tan fácil ser el borracho llorón al que todo el mundo ya quiere mandar a la casa.
Por eso: deja que te lleven a dormir. Es por tu propio bien…y el de la fiesta.