El cantante puertoriqueño y la modelo estadounidense parecen estar saliendo. Y la reacción de los fans ha abierto la puerta para una discusión, no sobre si deberían o no, si hacen buena pareja o no, o si son un increíble match o no. No, la discusión es: ¿qué tiene de malo que Bad Bunny salga con Kendall Jenner? y ¿Por qué idealizamos a las celebridades, como si se debieran a nosotros?

Parece que los seguidores del reguetonero sienten que esa relación no sería coherente con lo que él representa. Parecen olvidarse de que Bad Bunny es un cantante, punto. No es un activista. No lleva una bandera moral en su hombro.

Cuál es el rollo con Bad Bunny y Kendall Jenner

Desde hace algunas semanas se rumoraba que las dos celebridades estaban saliendo. Esos rumores parecen confirmados después de que circularan en medios de farándula fotos de ambos besándose y saliendo juntos de la fiesta de los Premios Oscar.

Ante esta aparente confirmación del romance, los fans del puertorriqueño han mostrado su descontento en redes sociales. Unos con burlas, otros fueron más severos.

Kendall y su familia en general han sido acusadas de tener relaciones muy mediáticas con el fin de tener más visibilidad, fama y contratos. Muchos han tildado a la relación como un movimiento de relaciones públicas, más que algo verdaderamente romántico. 

También critican al cantante por salir con alguien que, según recalca el sitio Cultura Colectiva, no es popular en el público latino«por los reportes que han salido sobre sus empresas y sus tratos comerciales, en los que aparentemente ha abusado del trabajo de muchas minorías». Entre ellas, la comunidad latina.

Entonces, que el cantante salga con alguien que sus fans no aprueban, ¿desmejora su trabajo? ¿Su música pierde valor? ¿Necesita autorización de sus fans para escoger pareja? Así sea un movimiento de visibilización, como muchos sospecha, o no.

¿Por qué idealizamos a las celebridades?

El psicólogo Mark D. Griffiths explica que esta condición tiene nombre: el Síndrome de
Culto a las Celebridades. Se trata del comportamiento que adoptan ciertos seguidores, obsesivos, compulsivos y adictivos, cuando desarrollan una fijación por aspectos de la vida personal de las celebridades. Cuando la admiración se convierte en idolatría y fascinación.

Este síndrome tiene 3 dimensiones: 

La primera es la de entretenimiento social: En este punto el público o los seguidores de una figura pública se sienten atraídos a una celebridad por su capacidad de entretener, pero también porque son el foco de todas las conversaciones sociales. Entonces a los individuos les interesa estar empapados del tema, en este caso la vida y carrera de un personaje, para participar de la conversación.

En un segundo momento, está la dimensión intensa-personal: Aquí los individuos empiezan a tener sentimientos compulsivos hacia un famoso. Por ejemplo cuando ya saben cada dato de su vida, sus gustos y los lugares a los que frecuenta.

Y en una tercera estapa, este comportamiento alcanza la dimensión del límite patológico: este, explica el psicólogo Griffiths, es cuando los individuos presentan comportamientos incontrolables y empiezan a fantasear con estos personajes. Aquí se encuentran por ejemplo los fanáticos que acosan y siguen a sus celebridades favoritas.

El sitio especializado Zero Psicólogos explica que este síndrome se presenta más en personas que tienen algunas condiciones de salud mental como:

  • Estilos de apego ansioso-ambivalente y evitativo.
  • Neuroticismo
  • Psicoticismo
  • Materialismo
  • Propensión a la fantasía
  • Baja autoestima
  • Narcisismo
  • Inflexibilidad cognitiva 
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Comportamientos obsesivo-compulsivos
  • Disociación
  • Límites personales pobres
  • Trastornos adictivos 

Darle a un famoso una bandera que no le corresponde

En un punto de su carrera, Bad Bunny  fue señalado por tener canciones con contenido considerado misógino, como Safaera (2020), o Callaita (2020). 

La primera con frases como:

Vino ready ya, puesta pa’ una cepillá’

Me chupa la lollipop, solita se arrodilla, hey

¿Cómo te atreve’, mami, a venir sin panty?

O

Más puta que Betty Boop, la que se puso bellaca, mami, fuiste tú

Y la segunda, con un coro que generó polémica por frases como:

Ella es callaíta

Pero pa’l sexo es atrevida

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Pero luego buscó reivindicarse con su audiencia. En gran medida lo logró, con canciones como Yo perreo sola (2020), Neverita (2022) o El apagón (2022). A partir de ahí, sus fans le han otorgado el título de femista y activista. Esperan que todas sus acciones sean coherentes con esas ideas que tienen de él.

Pero se olvidan que, aunque en algunas ocasiones haya tenido estos gestos, como en el video de Yo perreo sola cuando se vistió de mujer, o cuando se besó con un bailarín que hacía parte de su show durante los premios MTV, su trabajo no es el activismo. 

Es la música y el espectáculo. Su éxito se mide en reproducciones y likes. Con estas manifestaciones, también puede ganar la simpatía de otros sectores de la sociedad, pero no quiere decir que los represente, no le corresponde.

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Idealizamos a las celebridades porque bien, se identifican con ellos y su trabajo, o porque han alcanzado logros con los que los fanáticos solo pueden soñar. 

Tener a alguien en ese concepto lo pone en un pedestal muy alto. Ya no es una persona común. Es superior y, por ende, se espera de ellos perfección, dejando de lado que como nosotros, ellos son personas, con aciertos y desaciertos. Además, con una carrera que depende de la popularidad, de que se hable de ellos, de que se los vea en distintos espacios.

Pero esta puede ser una carga muy pesada para algunas personas. Se necesita una salud mental bien trabajada y estable para soportar estar en el foco del mundo, que todos hablen de ti y analicen cada aspecto de tu vida, tanto profesional como personal. Por eso muchos llegan a limitar el acceso que le dan a sus seguidores sobre su vida y cierran sus redes sociales.

La cantante colombiana Shaira se refirió precisamente a este tema en sus redes sociales. Dijo que son los fans los que los ponen en ese lugar. Ellos, los «famosos», son personas absolutamente normales. Solo que tienen más visibilidad. “Ustedes nos idealizan como si nosotros fuéramos perfectos y en realidad no somos perfectos, somos tal cual como ustedes”, dijo Shakira. 

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